Dice Carlos Eroles que la familia tiene dos funciones primordiales:
- asegura la supervivencia física
- y construye lo esencialmente humano del hombre.
La familia es el contexto natural para crecer, para elaborar pautas de interacción que constituyen la estructura familiar que, a su vez, rige el funcionamiento de los miembros de la familia, define su gama de conductas y facilita su interacción recíproca.
Necesita de una estructura viable para apoyar la individuación y proporcionar un sentimiento de pertenencia; influye en el proceso de socialización y desarrollo de la personalidad de sus miembros.
Es el primero y más importante agente de transmisión de valores éticos y sociales, hábitos, costumbres, normas, roles, relaciones y expectativas tendientes a “preservar” la herencia cultural para las generaciones venideras.
La familia es poderosa por su influencia perdurable en las vidas humanas.
Es el primer grupo con el cual entramos en contacto al nacer, y dentro del cual permaneceremos toda o la mayor parte de nuestra vida.
Hasta el momento, ninguna otra institución humana o social ha logrado suplir el funcionamiento de la familia, sobre todo en la satisfacción de las necesidades biológicas y afectivas de los individuos.
La familia cambia y continuará cambiando, pero siempre persistirá.
El ser humano se incluye en muchos sistemas, pero sin duda el más consecuente, duradero e importante es la familia, por sus funciones de crianza y educación.
La familia es un sistema social, todos sus miembros están interrelacionados de manera tal que, si algo afecta a uno de ellos, a su vez afecta a todo el grupo familiar. Cada persona individual define a las otras y el todo define a la persona. Las partes enriquecen al todo y el todo enriquece a las partes.
Y esto se aplica para todas las situaciones del ciclo evolutivo.
Para trabajar cambios y nuevos aprendizajes con una familia hay acompañarla a adquirir niveles básicos de funcionalidad en su estructura y en su dinámica tanto interna como externa, para que puedan convertirse en una ayuda real para sus miembros.
No existe un modelo de familia, ni de madre, ni de hijos, sino familias, madres, padres e hijos que se relacionan de modos diversos, y esas formas de relación están estrechamente ligadas a sus historias personales de vida y a la manera que tienen de ver el mundo.
Las llamadas habitualmente “familias disfuncionales”, como dice Salvador Minuchin, son familias cuyos integrantes están atrapados en pautas de desarmonía con las que se derrotan a sí mismos.
El abordaje familiar que realizamos desde la socioterapia, es un proceso de acompañamiento dirigido a la persona en su dimensión individual, familiar y social, tendiente a activar cambios frente a los problemas familiares que los afecten y a lograr un mejor funcionamiento relacional y social.
Es importante saber que las familias tienen recursos inexplorados de apoyo, amor y cuidado, y que el bien de todos también será el bien de cada uno.
Si partimos de los recursos que la familia tiene, podremos trabajar no sólo buscando recursos institucionales, sino también aprovechando los recursos vinculares que serán los que apunten a lograr algunas transformaciones y modificaciones en la vida cotidiana de sus miembros.
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