
Frágiles y fuertes, dóciles y rebeldes, libres y reprimidas, soñadoras, intensas,… Todas ellas muy valiosas…
Viví mi infancia y adolescencia tratando de ser la mujer que el mandato social y familiar quería que fuera. Debía ser una mujer buena, decente, dócil, debía formar una familia, tener hijos, ser buena madre y esposa, ocuparme de los quehaceres domésticos, y trabajar para ayudar en la economía del hogar. Pero no se me enseñó que podía soñar y cumplir mis sueños, que podía ser una profesional exitosa, que podía desplegar al máximo mi imaginación, mi intuición, mi sensualidad, mi sabiduría, mi fuego creador.
Durante muchos años viví encerrada en una caja de cristal, sin ver el mundo con ojos de mujer adulta, sino viviendo como una criatura disfrazada en un cuerpo de grande.
Hice bien todos los deberes: estudié, me recibí, me casé, tuve hijos, cuidé de mi casa, de mi marido y de mis hijos, trabajé. Fui una buena mujer. Pero me olvidé de mí. Por escuchar a la sociedad, a la cultura, me olvidé de escuchar mi interior, mi fuerza salvaje.
Un día me di cuenta de que había dedicado poco tiempo a la vida creativa, a soñar, a proyectar. Estaba encerrada en un esquema mental restringido. Me sentía seca, fatigada, frágil, confusa, no lograba visualizar el sentido de la vida, más allá que el de ser madre. Me sentía impotente, bloqueada, llena de miedos. Había cedido mi poder! Había tocado fondo!!
Pero un día desperté!!
Empecé a indagar en mi propósito de vida, en mis dones y talentos, en mis fortalezas y oportunidades.
Empecé a transitar el camino de la recuperación, del encuentro conmigo misma, del amor, de la armonía. Fueron idas y venidas, avances y retrocesos, pero el objetivo claro me permitía seguir con seguridad.
Empecé a diseñar la vida de mis sueños!!
Pero… qué significa eso??
Significa establecer un territorio, encontrar la propia manada, estar en el propio cuerpo con certeza y orgullo, cualquiera sean los dones y las limitaciones físicas, hablar y actuar en nombre propio, ser consciente y estar en guardia, usar las innatas facultades femeninas de la intuición y la percepción, recuperar los propios ciclos, descubrir qué lugar le corresponde a una, levantarse con dignidad y conservar la mayor conciencia posible.
Tú también puedes hacerlo!!!
¡Te invito a que te animes a iniciar el camino de tus sueños, a descubrir tus fortalezas, a diseñar la vida que desees!