
El cambio forma parte de la vida, no podemos escaparnos de él. Desde que nacemos estamos en permanente cambio.
Estamos en constante crecimiento y evolución. Los pequeños cambios que hacemos nos acercan a los grandes cambios. Y así vamos por la vida superando etapas, a veces con dolor, otras no tanto, pero todas nos acercan (o deberían acercarnos) a liberar nuestro potencial interior, a revisar y cambiar (si lo deseamos) nuestro sistema de creencias, nuestros condicionamientos, y todo lo que no es funcional para avanzar por la vida.
¿Cuándo es el momento para ponerte a trabajar en un cambio consciente?
Cuando estás aburrida, cuando nada te asombra, cuando todo te da lo mismo, cuando no tenés proyectos, cuando no te conmovés con nada. Cuando sentís que tu vida está como en una meseta. ¿Te ha pasado alguna vez?
Si algo de esto te pasa, no es cuestión de conformarse y decir “es lo que me tocó”. Algo podés hacer para salir de ese lugar, para trascenderlo.
Una opción es aportar al cambio en tu vida. Es apostar a pensar en nuevas estrategias para resolver ese problema que te turba el sueño, para aprender a interpretar la vida como una oportunidad para salir del conformismo y la mediocridad.
Hoy más que nunca estamos en tiempos de cambio. Soñá algo nuevo para tu vida, algo diferente que te genere emoción, que te dé cosquillas en la panza, que te haga latir el corazón.
Animate a llevar ese sueño al plano real, a la práctica. Aprendé a hacer las cosas de manera diferente y verás que se te abren las puertas de un mundo maravilloso.
Yo me animo día a día a transitar territorios desconocidos para alcanzar mis sueños. Me resigno a ciertas cartas que me tocaron en el reparto de la vida y disfruto barajando y dando de nuevo.
Te sigo esperando todos los martes para continuar reflexionando sobre este tema.