Las preguntas de la vida, como por ejemplo, el para qué de la enfermedad, no se responden con palabras, porque no son formuladas verbalmente. Se responden a través de acciones emprendidas o por emprender, de actitudes asumidas o por asumir, de decisiones tomadas o por tomar, de elecciones hechas o por hacer. Cada una de ellas tiene una consecuencia, y esto requiere una nueva elección, una nueva decisión, una nueva actitud, una nueva acción. Asi nos vamos convirtiendo en arquitectos de nuestro destino, no sólo por las visiones, los proyectos, los sueños, o las utopías que nos guían hacia adelante, sino también por las huellas que vamos dejando atrás tanto en nuestras vidas como en las de otros.
Tal vez cabe preguntarnos, como lo manifiesta Víctor Frankl, cuál es el sentido de nuestra vida. Tal vez la enfermedad, o la situación de crisis que atravesamos, nos permita hacernos a un lado por un momento e interrogarnos.
Cualquier crisis nos puede brindar una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. La actitud normal de la mayoría de los seres humanos ante una crisis es la ansiedad y la incertidumbre permanente que los paraliza en un punto haciéndose una sola pregunta ¿y ahora qué hago?
“No podés cambiar la dirección del viento, pero podés acomodar las velas.” Guía para navegantes.
Es lo primero que nos viene a la mente y por lo regular vemos el lado negativo del problema, es decir, nos paralizamos y no sabemos qué hacer ante tal acontecimiento.
Quedar paralizados ante una crisis es una actitud completamente normal cuando no tenemos ni la educación, ni la preparación adecuada para responder de manera positiva ante esa dificultad. Cuando hablo de educación y preparación no me refiero únicamente al hecho de tener un título universitario, sino de utilizar nuestros mejores recursos, conocimientos y talentos como persona para solucionar ese problema satisfactoriamente.
Pero, por qué este problema se me hizo tan grande? Porque tenemos maneras de pensar que muchas veces agrandan esa situación, o sea, el problema no se agranda solo, el problema se agranda por las maneras de pensar ese problema.
¿Qué métodos usamos para agrandar los problemas?
Por ejemplo, uno de los métodos que solemos usar es el método del colador. Cuando Uds. tienen un problema ¿en qué piensan?, ¿en qué se detiene su mente? Porque eso va a tener que ver con el filtro, con el colador que tengan en su mente. Tal vez estén colando el problema y dejen pasar de largo algo positivo y quedando dentro de Uds. todo lo negativo. Eso sucede porque la mente filtró lo positivo y dejó en éste colador solamente lo negativo, y tal vez esta es la tarea que todos los días hace la mente de Uds. Se fija todos los días en lo negativo, se fija en el daño que te va a traer ese problema, en el resultado negativo que va a tener la conclusión o el cierre de ese problema. Porque nuestra mente tiene la «capacidad de filtrar», nuestra mente selecciona ¿y cómo va a seleccionar? de acuerdo a nuestro interés, actitud o tendencia.
Por eso pregúntense: ¿Cuál es la actitud que asumen frente a los problemas? la que utilizan siempre:
– la actitud de que no lo van a lograr?
– la actitud de que de ésta no salen?
– que siempre la cosa va a terminar mal?
– que siempre va a haber un resultado negativo?
Cuando nos enfrentamos a un problema o a una situación difícil, es la oportunidad para demostrar con nuestros conocimientos, nuestros recursos, nuestras habilidades y talentos quienes somos en realidad y qué sabemos hacer. Todos tenemos capacidades y habilidades para solucionar nuestros propios problemas. Es lo que llamamos resiliencia.
Estamos acostumbrados a echarles la culpa a otros y no asumir nuestra propia responsabilidad, solo nos quejamos para no enfrentar nuestros problemas, en lugar de solucionarlos.
Henry Ford decía “La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”,
y es que cada ser humano tiene su propio potencial y talento para transformar un problema en solución, para convertir una adversidad en una oportunidad.
En general, las personas sólo ven a la crisis como una adversidad. Cuando vamos por la calle, o en un negocio, o en el trabajo, o en cualquier ámbito donde nos movemos, la gente se queja, pareciera que hay que quejarse para estar en sintonía con los demás, para estar a la moda. Si uno dice que le va bien, lo miran con cara rara. Entonces nos quejamos del calor, del frio, de la lluvia, de los impuestos, de los precios, de la nafta, de la economía, etc, etc, nos quejamos en lugar de buscar una solución a los problemas de los cuales nos quejamos. Hay que abrirse a nuevas posibilidades y generar nuevas ideas para solucionar ese problema que nos aqueja y destacarse del montón que seguirá quejándose de la misma situación.
Para ver la oportunidad donde otros solo ven la adversidad es necesario observar la crisis desde otro punto de vista, para visualizarla con mayor perspectiva y con menor apasionamiento. Recordemos que todo tiene un lado negativo y un lado positivo, es una ley universal, pero la mayoría de los seres humanos solo ven el lado negativo porque no se necesita pensar mucho. Otro ejemplo sería el vaso medio lleno o medio vacío.
La única forma de cambiar nuestra manera negativa de ver las cosas, es comenzar a ver el lado positivo de cada situación.
Les doy un ejercicio para hacer: tomen un lápiz y un papel y seleccionen cualquier problema que tengan, por muy simple que sea, escriban el problema en la parte superior de la hoja, luego enumeren una lista de características negativas del problema y al dorso de la hoja hagan una lista de características positivas o posibles soluciones a ese problema. Al principio les costará un poco de trabajo encontrar más puntos positivos que negativos, pero se sorprenderán cuando la lista de soluciones supere en cantidad a la lista de adversidades. Les recomiendo que hagan de este ejercicio un hábito y les garantizo que comenzarán a notar los cambios positivos en su vida. Recuerden, la crisis puede ser también una oportunidad.
Otra forma de cambiar es hacer un cambio de filtro. Cambiar el filtro mental para empezar a ver otras cosas; porque uno de los problemas que tienen los problemas, es que se agrandan porque solamente miramos los aspectos negativos y creemos que el problema no tiene ningún aspecto positivo. Por ejemplo, tienes que empezar a llevar tu mirada hacia las soluciones del problema, empezar a buscar las soluciones.
Donde se fija tu mente es el tamaño que va a tener tu problema, si fijas tu mente en lo negativo ¿qué pasa con el problema?, pero si fijas tu mente en un punto positivo tu problema va a cambiar.
¿Habrá algo positivo que puedas encontrar en ese problema que estás pasando hoy?
Tómate un ratito para pensar!!